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miércoles, 27 de marzo de 2013

APRENDER INGLES ES UN DESEO OMNIPRESENTE


Aprender inglés es un deseo omnipresente. Bien sea para trabajar, para viajar, para leer o para entender películas o canciones, o simplemente porque es obligatorio, todo el mundo quiere aprender inglés. Unos lo hacen alegremente, para otros es una pesada cruz, pero lo cierto es que en septiembre y enero las academias de idiomas se ven asaltadas por una multitud de estudiantes apresurados por empezar a estudiar inglés. Como profesora me emociona ver tanta ilusión al empezar el curso académico, pero lo que me preocupa es que, con el paso del tiempo, las ganas de estudiar decaen y el aula se va vaciando.
Es importante planificar el estudio del inglés con la perspectiva suficiente y, sobretodo, tomar consciencia de lo que supone aprender un idioma extranjero. En primer lugar, tenemos que preguntarnos si podremos mantener la misma disponibilidad para el estudio a lo largo de todo el curso. Amenudo los estudiantes tienen prisa por “resolver” el tema del inglés y se matriculan en cursos intensivos con una gran carga lectiva. Desde un punto de vista académico eso está bien, porque obliga al estudiante a trabajar todos los días, pero puede ser que, a medio curso, salga algún imprevisto en el trabajo; entonces empezamos a no poder estudiar, ni a hacer los deberes, y el curso se nos hace una montaña cada vez más grande hasta que lo abandonamos. Salvo saber con certeza que nos podremos dedicar plenamente al estudio, es mejor ser cautos y escoger un curso extensivo, que nos deje un margen de tiempo para otras cosas. Si optáis por un curso intensivo, recordad también que un curso de un mes seguido por seis meses sin hacer nada equivale a nada. La constancia es crucial cuando se aprende un idioma y los “descansos” muy largos borran hasta los esfuerzos más intensos.

La previsión en la planificación del estudio del inglés implica también reservar un horario fijo para hacer los deberes y repasar los temas tratados, no únicamente para asistir a clase. Ir a clase es muy importante pero nadie aprende si concentra todo su esfuerzo únicamente en la asistencia a clase. Hacer los deberes y repasar es fundamental, por eso debéis reservar unas horas en vuestra agenda para ello. Aunque a los profesores nos gustaría, no se trata de pasar todo el día estudiando inglés. Con un poco de repaso antes de las clases y una o dos horas los fines de semana es suficiente. Cuanto más estudiéis antes de la clase, más aprovecharéis las clases y os será también más fácil repasar en casa. Pero tenéis que poner ese tiempo en vuestra agenda, como si se tratara de una visita al médico o de una reunión de trabajo. Intentad también transformar otras actividades en prácticas de inglés, como por ejemplo viendo  las películas en versión original subtitulada en televisión, y así estaréis practicando inglés sin necesidad de sentaros en vuestro escritorio.
Aprender un idioma extranjero es una carrera de larga distancia, una verdadera maratón. Por eso, aprender inglés en 4o lecciones o, peor, en un mes, es imposible, no existen los métodos milagrosos, simplemente porque se necesita tiempo para asimilar el léxico y las estructuras gramaticales y desarrollar los “reflejos” necesarios para activarlos simultáneamente. En algunas personas estos reflejos se desarrollan más fácilmente, otras necesitan más tiempo. Por eso, el hecho de acabar un curso no siempre equivale a alcanzar el nivel de conocimiento del idioma requerido en ese curso. Aunque todos los alumnos tengan el mismo punto de partida y los mismos recursos de estudio, cada uno necesitará su propio tiempo, unos más que otros, para asimilar los conocimientos. Lo más importante es encontrar el propio ritmo, tener paciencia y, una vez más, ser constante.

La edad es otro parámetro que se debe tener en cuenta. Pero no de la manera en la que normalmente se hace, es decir como un obstáculo insuperable. Los estudios en adquisición de idiomas han demostrado que los adultos también pueden aprender idiomas y, si lo hacen más despacio que los niños, no es necesariamente porque sus sinapsis sean más lentas. El problema de los adultos es la falta de tiempo y el hecho de tener la cabeza en varios sitios a la vez, lo que les impide concentrarse plenamente en el estudio. Por el contrario, una cierta edad nos da la ventaja de que, a diferencia de lo que ocurre con los niños, la persona ya sabe estudiar y puede movilizar toda una serie de conocimientos para apoyarse en el proceso de aprendizaje. Así que sí, se puede aprender inglés pasada cierta edad, y se puede aprender bien con voluntad y método. El único aspecto que es difícil de dominar a la perfección es la pronunciación, es decir ese acento auténtico, que es mucho más difícil de conseguir después de la pre-adolescencia.
Para terminar, recordad también que lo que más cuenta es disfrutar aprendiendo porque, cuando no se disfruta, se aprende poco. Y disfrutamos cuando asociamos el idioma con experiencias positivas, con situaciones en las que hemos podido entender lo que se decía y han valorado nuestra capacidad de comunicación en el idioma. Siempre recomiendo a mis estudiantes vivir el idioma más allá del aula. Si os gusta y podéis viajar, id a países donde hablen inglés para contextualizar lo que estáis aprendiendo y descubrir a los nativos de ese idioma, con sus costumbres y con su cotidianidad. Se estudia mucho mejor recordando las calles llenas de gente de Londres o ese “inn” perdido en Escocia en el que nos pudimos comunicar con el señor sentado en la barra del bar. Si no podéis ir tan lejos, coged un libro en inglés adaptado a vuestro nivel o mirad alguna película en versión original con subtítulos y comprobad lo que podéis entender.  Así iréis descubriendo que todos vuestros esfuerzos merecen la pena.




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