La necesidad de un lenguaje internacional siempre ha existido. El pasado, para difundir la religión y posibilitar el debate intelectual. Con las tecnologías de hoy en día, se trata de comunicarse con los demás en cualquier lugar del mundo en cuestión de segundos.
Dos eventos, separados por casi 400 años, muestran cómo esta necesidad siempre ha estado presente.
Primero, frente a mí tengo una copia delcélebre libro Utopía, por Tomás Moro. Esta edición en particular fue publicada en Ámsterdam en 1629, no en inglés ni holandés, sino en latín.
El segundo evento fue una plática que tuve recientemente con un científico alemán. Me comentó que estaba al tanto de conferencias científicas llevándose a cabo en Alemania, en la que a pesar de que todas las personas eran de dicho país, la conferencia se desarrolló en inglés.
Orgullo
El latín en esta edición de Utopía era un código escrito y los parlantes más exitosos podían adoptarlo para conducir debates intelectuales y religiosos.
Durante los 1.300 años anteriores, el latín fue el lenguaje principal de la tradición cristiana occidental: el lenguaje de la oración, himno, textos sagrados y debate religioso. Era también el idioma con el cual los científicos del Renacimiento se comunicaban.
No obstante, los nacionalismos culturales rompieron con las mentes religiosas e intelectuales. La gente en los países donde se utilizaba el latín hablaban sus propios lenguajes y dialectos.
Una vez que estos se escribieron, más y más gente comenzó a pedirle a sus iglesias y autoridades religiosas respectivas que hablaran, escribieran y enseñaran, toda, o la mayoría de la religión en los lenguajes locales.
Dos de los textos más famosos que surgieron de esta manera fueron la Biblia del rey Jaime o Jacobo (pronta a celebrar su 400 aniversario) y la Biblia alemana de Martín Lutero, que había aparecido menos de 100 años antes.
Pare del proceso para establecer el poder e influencia de esos lenguajes locales era el esfuerzo de producir formas estandarizadas, para que tanto maestros, mercaderes, abogados, ministros religiosos y políticos pudieran escribirse entre ellos en formas que fueran comprensibles instantáneamente.
Esto parecía requerir, antes y ahora, maneras consistentes de presentar el lenguaje en una hoja -ortografía y puntuación- y formas constantes de presentar la gramática de palabras y frases.
Como resultado, la escritura estandarizada del inglés se convirtió en una herramienta poderosa en las manos del gobierno, la iglesia y la escuela a la hora de pedirle a la gente de las islas británicas que se miraran a sí mismos con un sólo ente.
Esperanto
Pero las naciones se continuaron hablando en términos de paz, guerra, comercio, migración, religión y el mundo de las ideas. Se puso un gran esfuerzo en la producción de diccionarios de lenguajes extranjeros y traducciones de los libros más importantes o interesantes.
Durante todo este tiempo, uno de los eventos más significantes de la historia de los lenguajes globales estaba sucediendo: soldados de habla inglesa, marineros y colonizadores estaban viajando y estableciéndose en países al otro lado del mundo.
Sólo en los lugares en donde se mantuvo la independencia o en donde los españoles, portugueses, franceses y holandeses habían conquistado, el inglés no se hablaba.
Si el siglo XX puede ser descrito como un florecimiento salvaje de las demandas del nacionalismo -incluyendo el orgullo de lenguajes y literatura nacionales- también vio aumentar los sueños utópicos sobre cooperación internacional como fue pensada inicialmente por la Liga de las Naciones y luego Naciones Unidas.
Sin embargo, en estos lugares la situación no era que una nación hablaba con la otra sino más bien que un intérprete le hablaba a otro. En respuesta, los inventores de lenguajes internacionales intentaron traer la paz mundial a través de sus ocurrencias, la más famosa de ellas: el esperanto. No tuvo demasiado impacto como para que los políticos del mundo lo necesitaran o quisieran siquiera aprenderlo.
Un idioma influyente
Lentamente, emergió otro lenguaje internacional, hablado por diplomáticos, científicos, artistas, gente de negocios y muchos más. Beneficiándose del legado del Imperio Británico y el aumento de la influencia del miembro más poderoso de dicho imperio -EE.UU.- el inglés (o formas del inglés) está siendo hablando en todo el mundo.
En realidad, hablan lo que el lingüista David Crystal llama "ingleses", aunque algunas maneras de hablarlo han recibido los nombres "criollo", "lengua franca" y "dialecto". Recientemente miraba un canal de música pop austriaco en donde los comentarios publicitarios estaban en un criollo anglo-alemán en donde el núcleo era alemán, pero estaba lleno palabras en inglés como "go to it", "cool", "be there" y similares.
En gran parte, los gobiernos han dejado que esto ocurra sin dirección alguna. Las tecnologías de telefonía, radio, televisión, música, cds, teléfonos celulares e internet le han permitido a la mayoría de la gente en la Tierra obtener acceso al lenguaje de los otros en cuestión de segundos.
A través de estos canales, millones de jóvenes alrededor del mundo han crecido con gustos musicales de bandas angloparlantes. Las películas subtituladas de Hollywood le han dado a millones de personas que no hablan inglés la posibilidad de imitar a James Cagney, Marilyn Monroe, Robert De Niro y Harrison Ford.
¿Pero durará? Quizás en 100 años, la población mundial se habrá enamorado de la sutileza y belleza de uno o ambos lenguajes estándares chinos: el mandarín y el cantonés. Sencillamente, no sabemos.
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